Las islas que conforman el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina son unos de los destinos más recomendados para quienes disfrutan del turismo de naturaleza y descanso, en esta ocasión queremos recomendarte 5 actividades que te permitirán vivir experiencias que pueden superar tus expectativas.
1. Visita a los Cayos
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Estas pequeñas islas que se forman en la superficie de arrecifes de coral, son sitios maravillosos para pasar el día. Algunos de los más conocidos son Cayo Bolívar, Johnny Cay, el más grande los cayos que rodean San Andrés y uno de los más reconocidos, allí podrás disfrutar de la mejor gastronomía y cócteles; y finalmente el Acuario, llamado así por la cantidad de fauna marina que rodea sus costas y donde también hay restaurantes y una buena oferta de actividades. Lo mejor de todo es que a todos estos destinos se llega por lancha desde San Andrés y el viaje no tarde más de 20 minutos.
2. Practica deportes de aventura
San Andrés es un destino perfecto para practicar deportes náuticos que involucren riesgo y adrenalina. Los más practicados son, naturalmente, el buceo y el snorkeling; la fauna que se puede encontrar en las profundidades de este mar caribeño ya es fascinante. Otras opciones para aventurarse en las olas son el surfing y el windsurfing y si buscas una opción más tranquila y panorámica puedes navegar por el mar de 7 colores en Kayak. Hay opciones para todos los gustos.

3. Conoce y vive la cultura Isleña
Los Isleños te recibirán con una gran sonrisa, de esas que solo pueden presumir aquellos que toman cócteles de frutas a cualquier hora y se visten con ropa ligera y cómoda sin importar el día. Lo mejor que puedes hacer para aprovechar tu viaje y dejar que las islas te cambien la vida, es dejarte llevar y disfrutar cada oportunidad de compartir con la cultura del lugar. Una buena opción es planear tu viaje en función a las fiestas tradicionales que se realizan a lo largo del año, como el Festival de la Luna verde, a mediados de septiembre, que celebra a la cultura afro caribeña con música, danza y gastronomía o el Festival del Cangrejo en abril, la Semana del Mar a mediados de julio y las Fiestas Patronales de San Andrés a finales de noviembre,
4. Aprovecha la riqueza natural
Debido a su gran biodiversidad y riqueza animal y vegetal, el Archipiélago ha sido declarado Reserva Mundial de la Biosfera. Como sabes, también se le conoce como la “Isla del Mar de los Siete Colores“, debido a la gran variedad de tonalidades de azul y verde que se pueden observar en las playas y que contrastan con la arena blanca y coralina. Muchas de sus orillas son casi vírgenes, en ellas podemos encontrar muchas especies de corales, esponjas, peces y estrellas de mar. En el interior de la Isla de San Andrés crecen majestuosos bosques de mangle, rojos, blancos y negros, que se cuidan y protegen para preservar la flora, la fauna y el ecosistema que se encuentran en su seno. Otro lugar para aprovechar al máximo la diversidad de la Isla es el West View, una piscina natural en la que podremos nadar y bucear en un agua exquisita que alcanza en algunas zonas hasta los 10 metros de profundidad.
5. Conoce su historia
En San Andrés encontramos la Casa Museo Isleña, donde se representa la arquitectura y modo de vida tradicional de los habitantes del Archipiélago. Otro atractivo es la Iglesia de la Loma, el primer templo bautista construido en América del Sur hace más de medio siglo, para el cual se utilizó madera traída desde Alabama, Estados Unidos. Otra actividad completamente imperdible y emocionante es visitar la famosa Cueva de Morgan, donde según cuenta la historia y sus leyendas, el pirata Henry Morgan guardaba los tesoros de las embarcaciones que saqueaba mientras intentaban llevar las riquezas de América a España.
Sin duda alguna, La Isla de San Andrés es una maravilla natural y sorprendente, así podríamos describir esta belleza ecológica, donde el mar es protagonista de cualquier historia. Sus tonalidades que combinan tonos azules, celestes, turquesas, verdes, cristalinos y el blanco de la arena hacen que el mar se convierta en una piscina de la cual nadie quiere salir. Y es que solo basta con ver desde la ventana del avión la magia que ofrece la isla en un mar que alberga miles de peces coloridos y corales rebosantes de vida.